La provincia de Valencia se encuentra en el ojo del huracán, nunca mejor dicho. Las inundaciones que ha causado el fuerte temporal de lluvias han hecho historia. Desde que hay registros se pueden contabilizar veinticinco riadas, pero sin duda, durante estos días vuelve a su mente de nuestros mayores la gran riada que tuvo lugar el 14 de octubre de 1957. Dejó 81 víctimas mortales e incontables daños. El régimen de Franco dio oficialmente esta cifra, pero muchos valencianos insisten en que fueron más de 300.

Si nos detenemos en aquel fatídico día del 57, municipios cercanos a la capital valenciana habían acumulado grandes cantidades de agua, llegando a superar incluso los 630 litros por metro cuadrado. A pesar de estas lluvias cercanas, en la capital aún no se había registrado ninguna precipitación.

Echando mano de la hemeroteca, los periódicos y radios de la época habían advertido sobre el aumento del caudal del río Turia, pero nadie pensó lo que estaba por llegar, una catástrofe con todas sus consecuencias. Los valencianos dormían en aquella madrugada que estaba a punto de convertirse en una auténtica pesadilla.

En aquellos tiempos, los serenos daban vueltas por las calles durante la noche para despertar al vecindario a su hora de acudir al trabajo. Ellos, acostumbrados a interpretar las señales atmosféricas se dieron cuenta que algo terrible iba a llegar, pero ya era demasiado tarde. Los serenos avisaron y la gente pudo resguardarse en las zonas más altas de las casas, pero nadie podía escapar de lo que iba a llegar en unos momentos.

Los relojes marcaban las dos de la madrugada cuando comenzó a tomar forma el temporal. La noche hizo que todo se complicara, muchos estaban durmiendo y el agua los cogió desprevenidos. La fuerza del agua arrasó con todo lo que tocaba a su paso. En plena oscuridad los gritos de auxilio no pudieron ser atendidos y poco a poco las vidas iban desvaneciéndose. Una velada de la que nadie pudo despojarse ya que, por si había sido poco, doce horas después, el cielo volvió a hablar duplicando el caudal del Turia, 3.700 metros cuadrados. El agua alcanzó incluso cinco metros de altura, quedando en algunos lugares marcas que aún permanecen en el tiempo.

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